Ana Carolina visitó el blog, dejó un comentario y entonces le pedí que como ya que se están disputando los Panamericanos nos contara su experiencia en Winnipeg 99. Le queda pendiente lo de Sydney para cuando estemos en Beijing 2008. Acá va el relato.
Jorge: Bueno, es todo un desafío. Esta propuesta que me has hecho de narrarte como han sido las tan lindas experiencias que me dio el agua. Si, la natación me dio muchos de los momentos mas lindos que he pasado. Me preguntabas como había sido la experiencia en los panamericanos del 99 , y acá sentada frente a mi cubo ordenador, mirando una postal de Canadá que esta agarrada de alguna forma a la pared de mi habitación, lo que mas me acuerdo de esos juegos es de haberla pasado muy bien, de haberlo disfrutado en un montón de aspectos y haber conocido un montón de gente de diferentes países.
Con Georgina agarrábamos las bandejas para comer y decíamos; _haber ¿y con quien nos sentamos hoy? Hablábamos con cualquiera, con todos, y en cualquier idioma, nos hacíamos entender supongo, y así conocimos a un equipo de básquet puertorriqueño, cuyo entrenador era un señor negro mulato con ojos celestes, la primera vez que yo había visto eso. También lo conocimos a Mártin, un norteamericano de squash que hablaba español mejor que nosotras. A los chicos de otros deportes de nuestro equipo, a Marquito Milincovich creo que lo hartamos, y como si todos estos detalles que guardo con cariño en mi memoria fuera poco bajé mi marca también, que era en definitiva lo que íbamos a buscar. Aunque lo mas interesante es el contexto en el que uno vivía. La energía del lugar. Me acuerdo de Daniel, (Garimaldi) mi entrenador en ese momento, que sabia como hacer funcionar mi cabeza.
De que los varones se raparon la cabeza todos para la posta. De la negra escuchando Calamaro en su discman, eran otros tiempos, ahora un discman parece arcaico, De Pilar Pereyra, de cuando nos fuimos a dedo las cuatro en un auto que paramos en la calle y Florencia se quería morir. Disculpen dirigentes, por ser chicas imprudentes.
No lo puedo evitar si pienso en Winnipeg pienso en Georgina. En la cantidad de mocos que nos mandamos juntas. El día que nos quedamos dormidas y no fuimos a entrenar. De repente tengo un recuerdo de haber andado corriendo descalzas por la villa, que en realidad era la Universidad de Manitoba. Recorrerla paseando en los autitos esos eléctricos, que hasta nos hicimos amigas del chofer. De que no bajamos cuando sonó el alarma de incendio, je, de haber perdidos las credenciales, de nuestras primeras entradas a la entonces novedad del Internet. Menos mal que nos separamos en el camino. Jajaja, sino no seria lo que es ahora. Je:D…, pero estoy segura que éramos dos nenas de 15 y 17 años que no podíamos pasarla mejor.
A la hora de correr, es otra historia, yo particularmente sentí un nerviosismo especial, no tenia muchas experiencias en torneos de esa dimensión, entonces era como algo nuevo, no? Un desafío igual pero distinto, otro sabor. Para mi el papel del entrenador y todos los compañeros, es fundamental.
A la hora de irse al precompetencia todos los chicos nos dábamos aliento. Eso es ¡tan importante…! Y como olvidar de la emoción de verlo a José festejar apuntando con el índice derecho, por ahí anda la foto, y el podio por supuesto. Creo que sacó plata.
….
Me aleje de la natación por razones impensadas, pero la guardo en mi corazón, y sobre todo ese torneo…
Saluditos luminosos.
Ana Carolina Aguilera (representante panamericana 1999 y olimpica 2000)
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