Publicado en La Voz del Interior del 13 de Agosto.
"La gran nadadora cordobesa tomó una drástica decisión: cambió de entrenador y de club. Su apuesta es por la gloria en Beijing 2008.
No era fácil para ella, pero una vez más apretó los dientes, miró para adelante y tomó la decisión: en la búsqueda de objetivos aún más altos, Georgina se despidió esta semana de muchas personas y cosas queridas, y formalizó su pase a River Plate, de Buenos Aires.
Por la gloria. ¿Qué necesidad tenía, alguien que ya era "una de las cinco mejores nadadores argentinos de todos los tiempos" -como la definió certeramente su nuevo entrenador, Rodolfo Sacco-, de alejarse de su familia y de dejar atrás un club y un equipo que significan todo para ella? La gloria, sólo la gloria, lo que siempre buscó Georgina, por encima de todas las cosas en cada instante de su vida.
No importa el dolor. El pase de la gran nadadora trajo al recuerdo un entrenamiento de 2004 en la pileta de La Quiaca, cuando al terminarlo Georgina estalló en llanto en los brazos de su madre, que recién había entrado. Durante dos horas, la nadadora había estado sufriendo dolores abdominales, pero en ningún momento había dejado de entrenarse. Porque para ella, cuando trabaja por sus objetivos, el dolor no importa.
Como tampoco iba a importar si, cuando tenía sólo 16 años, se separaba de su familia y emigraba a Cuba: lo anunció firmemente en su casa al irse del Jockey Club, pero sólo cuando ese viaje se diluyó, confesó que había llorado mares. Siempre a mil.
“Conmigo trabajó siempre al ciento por ciento”, la despidió, agradecido, el que ahora es su ex entrenador, Héctor “Bochi” Sosa. En realidad, Georgina se cambió a un club de Buenos Aires, y hace estos nuevos esfuerzos, porque quiere prepararse “a mil” para los Juegos Olímpicos de Beijing 2008. Cuando ya podría decir “estoy hecha”, cuando va a cumplir 24 años (el próximo sábado), Georgina está dispuesta a empezar de nuevo. "
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