Los Pumas. Un ejemplo a seguir

La vida me hizo un regalo increible que fue haber estado en París en la fiesta y partido inaugural del Mundial de Rugby. Nunca practiqué este deporte pero muchos de mis compañeros del colegio secundario lo practicaban y concurro al CAE de Paraná donde el rugby es uno de los principales deportes (Martín Gaitán, el puma que sufre de una afección cardíaca y que quedó marginado del plantes se formó rugbisticamente en el CAE).

Conozco las reglas en forma superficial pero he seguido bastante las distintas actuaciones de Los Pumas en cada test match que jugaban.

Pocas veces en mi vida he pasado por tanta variedad de estados emocionales en tan corto período de tiempo. Lágrimas, piel de gallina, alegría, temor (ante los embates de Francia en el segundo tiempo), etc.

Se que he vivido en vivo un hecho histórico no solamente para el rugby sino para el deporte argentino en general. Y todo gracias a esos hombres que atacaron, defendieron (récord de tackles) y jugaron el partido de sus vidas hasta hoy. Dejaron mudos a casi 80000 franceses que no podían creer lo que ocurría en su fiesta.

Apenas terminó el partido y luego de un corto festejo Pichot los reunió a todos y les pidió mesura en el festejo ya que había que agradecer a Francia todo lo que había hecho para que el rugby argentino creciera. Un gesto no poco común y que pasó desapercibido para muchos.

Independiemente de los resultados futuros en este mundial la lección que nos han dejado estos hombres es un legado para todos los deportistas argentinos.

Ah. La yapa fue haber disfrutado una buena parte del histórico 7 de septiembre con Gonzalo Quesada (ex Puma y goleador del Mundial 1999) donde nos enseñó a patear a los palos al grupo de gente que jamás había tocado una ovalada.