03 mayo, 2010

El regreso de Georgina Bardach a los 400 combinados


Muchas veces, mantener el nivel de excelencia suele ser tan complejo como el derrotero que lleva a un deportista hacia el éxito. Hay atletas consagrados que suelen sentirse presionados por el entorno ybuscan repetir hazañas sólo para concretarlas demandas que exige una sociedad sedienta de victorias.
Quizás, algo de eso le haya ocurrido a Georgina Bardach.
El 14 de agosto de 2004, la gran nadadora cordobesa llegaba tercera en la prueba de los 400 combinados de los Juegos Olímpicos de AtenasBronce corona para la mejor de lahistoria nacional.
Cuatro años más tarde, el fantasma de la presión no pasaba inadvertido en los Juegos Olímpicos de Beijing. Georgina no lograba sostener la impronta de heroína y lejos quedaba aquel glorioso baño de bronce.
“Después de Beijing no quería saber más nada con la natación y me retiré. Luego de estar un  tiempo inactiva decidí retomar los entrenamientos, pero no se me cruzaba por la cabeza nadar los 400 combinados”, contó la nadadora, a quien con el tiempo empezó a picarle el bichito de la nostalgia.
“En los torneos veía como nadaban los 400 combinados y no podía creer que yo no estuviera ahí. Empecé a extrañar demasiado y apenas me sentí en condiciones me propuse comenzar de nuevo”, agregó.
Mientras esperaba el momento para retomar la prueba que la consagró como nadadora, Georgina se entrenaba en 200 combinados. Así es como días atrás, esta cordobesa de 26 años, anunciaba que se tiraría a la pileta del Estadio Córdoba para participar del torneo Interprovincial Malvinas Argentinas, convencida de romper el hielo y enfrentar nuevamente el desafío.
En las vísperas
El pasado jueves, la nadadora que representa al Club Instituto, recibió a Mundo D luego de su entrenamiento matutino en la pileta del Jockey Club de Barrio Jardín. Lejos ha quedado aquella inocencia de atleta adoleciente.
Esta nueva Georgina, madura, decidida, no le escapa a la realidad y admite que hoy, su situación ha cambiado en esencia. “La preparación que tengo ahora es muy distinta a la que tuve para Atenas porque ni mi cuerpo ni mi cabeza responden de la misma manera. En el 2004 se podía estar muriendo alguien al lado mío que no me iba a dar cuenta. Estaba en otra. Hoy vivo una etapa diferente en la que me siento mucho más tranquila”, sostuvo la medallista olímpica al finalizar la práctica.
“Estoy convencida que voy a andar mucho mejor. Me siento súper ansiosa y tengo algo en la panza como si me hubiese enamorado. Pasó demasiado tiempo. No se que sensaciones se me pueden cruzar en ese momento”, confesó.
Internalizar que las derrotas forman parte de la vida de un atleta, que la clave del éxito también está en superar frustraciones, es una cuestión fundamental. “Después de mucho tiempo  pude volver a plantearme objetivos. Me encantaría repetir algunos de los resultados que tuve, pero lo vivo desde otro lado, ya no me desespero. Hoy por hoy, cuando pienso en los Juegos de Londres 2012 me imagino entrando a una final, ese es el deseo que tengo. No lo veo como algo fácil, tampoco como algo imposible. Si lo logro, me retiro feliz”, agrega.
El día D
El pasado fin de semana se disputó el campeonato Interprovincial de natación Malvinas Argentinas, en la pileta del Estadio Córdoba. Más de 270 nadadores arribaron desde San Luis, San Juan, Santiago del Estero, Capital Federal y Córdoba.
Sin lugar a dudas, el regreso de Georgina a los 400 combinados, planificado para el cierre de la primera jornada, iba a ser el principal  atractivo del evento.
Antiparras en la cabeza, malla celeste, toalla sobre uno de sus hombros. Minutos antes de las 20.30 del viernes, Georgina cruzaba el natatorio del Centro de Alto Rendimiento (CAR), a paso lento, mirando el suelo, concentrada. Llegó al tercer cubo y se plantó. Miró la pileta y quizás, en su cabeza, visualizaba la carrera. Silencio en las gradas. La mejor nadadora de la historia argentina se tomaba revancha, volvía al ruedo.
Georgina se largó al agua y nadó “su” prueba tranquila, sin rivales que puedan perturbarla.  Por momentos parecía estar dando un paseo.
Las miradas de los espectadores estaban todas puestas en el andarivel de “la Bardach”. Unos registraban el tiempo, otros disfrutaban del momento.
A los 4m56s64/100, Georgina tocaba la pared emocionada.  Más allá de  los segundos que aún la separan de su mejor registro, ella estaba feliz.
“Tengo mucha satisfacción. Disfruté  volver a nadar los 400 después de tanto tiempo”, dijo Georgina, desde la pileta, luego de consolidarse delante de su público.
Pese al cansancio, su rostro reflejaba satisfacción. Salió del agua, compartió su alegría con la gente y demostró una vez más su grandeza, dentro y fuera de la pileta.
“Se que no di mi máximo. Hoy (por el viernes) entrené doble turno como un día normal. Pero estoy contenta porque hice mejor tiempo que en Beijing”, expresó sonriente, mientras saludaba a amigos, familiares y se sacaba fotos con sus admiradores.
“Los 400 combinados tienen mucho significado para mi. Necesitaba sentirme bien física y mentalmente para volver a nadarlos. Además, a los dos años que estuve sin correrlos tras los Juegos de Beijing, hay que sumarle los tres que estuve mal después de Atenas”, agregó.
Exigente, autocrítica. Bardach olvidó unos minutos la complacencia del regreso y fue severa a la hora del balance. “Crol fue lo peor que nadé. Tengo que seguir puliendo mucho ese estilo y darle duro porque es mi punto débil. Terminé cansada pero es normal”, afirmó.
Más allá de lo que pueda suceder en el futuro, Georgina demostró con creces que ella es un faro que ilumina el camino de las generaciones de nadadores por venir.  Tenacidad, lucha, constancia, esfuerzo, valores humanos que los jóvenes de este siglo no están muy convencidos de internalizar como forma de vida.
El pasado fin de semana, en la piscina del CAR, fue numerosa la cifra de promesas que la observaban con admiración.
A pesar de que pertenece a esa  generación de oro que por décadas aportaron al deporte cordobés solo alegrías (Soledad García, José
Meolans, Mariano Reutemann, David Nalbandian, Gabriela Díaz), Georgina nadadora está a un paso de vivir su destino de mujer. Con rostro tranquilo y apacible opina que ya es hora de darle paso a los atletas que luchan hoy por sus sueños, nuevos nadadores que comienzan la ardua tarea de superarse a si mismos.
“Creo que hay muchos deportistas con condiciones y potencial para seguir manteniendo el nivel de Córdoba y de Argentina en lo más alto. Dentro de la natación, hay muchos talentos que prometen grandes resultados. La Agencia Córdoba Deportes tiene importantes proyectos para apoyar el deporte cordobés, eso va a ayudar”, expresó con optimismo.
Poco a poco, el natatorio del Car iba quedando vacío. La ronda de fans, que  aclamaba a la nadadora se iba diluyendo. El cronograma de Bardach indicaba que el sábado debía presentarse a las 8.30 para correr los 100 combinados, pero antes de emprender camino hacia el vestuario dijo:   “Me siento muy bien, sumamente feliz. Deseaba volver y volví”,  suspiró aliviada.
Seis años pasaron para volver a ver cómo Georgina disfruta de la pasión que representa su vida.
El agua es su hábitat. Verla nadar, un placer.
20 meses. Pasaron para que Georgina Bardach volviera a competir en los 400 combinados. La última vez en nadar la prueba había sido en los Juegos Olímpicos de Beijing, donde ella misma dijo no querer volver a nadarlos nunca más.
Atenas 2004. El 14/8, Bardach llegaba con 4m37,51s y ganaba el bronce olímpico en la prueba de 400.
Beijín 2008. En  Beijing , Georgina no podía sostener la marca de Atenas y  tocaba la pared a los  5m0,87s.
Córdoba 2010. Luego de 20 meses, la cordobesa volvió a nadar  los 400 y llegó primera con 4m56,64s.
Nota de Anahi Sosa publicada en www.mundod.lavoz.com.ar el 27 de abril

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