Dejé la vida y por eso me voy tranquilo. Me hubiese gustado andar un poco mejor, pero me quedé sin resto en los 15 metros finales. Quizá debí haber regulado más en los primeros 50 metros". Sin dramas, con autocrítica y siempre dando esa sensación de haber llegado a Beijing para disfrutar, José Meolans compitió por última vez en los Juegos Olímpicos en la prueba más importante de la natación: los 100 metros. Ahora le quedan los 50 metros libre, mañana.
Ayer hizo un tiempo de 49s50 y terminó 35°, demasiado lejos, a 95 centésimas de los clasificados para las semifinales. ¿Qué hubiera pasado si al menos igualaba su récord argentino de 49s06. Nada del otro mundo: se hubiera metido entre los primeros 24 de la prueba.
—¿La natación creció mucho afuera o Argentina se estancó demasiado?
—No hay que olvidar que hemos tenido años muy buenos y que en Atenas tuvimos una medallista olímpica. Pero quizá nos quedamos en el tiempo.
—¿Quiénes son los responsables de este mal momento de la natación argentina?
—Todos lo somos. Hay déficit de infraestructura, pero también hubo errores dirigenciales y de nosotros mismos, los deportistas.
—Tu retiro está cerca. ¿Pensás trabajar como entrenador o como dirigente e intentar dar vuelta la situación?
—No lo descarto. Desde afuera puedo aportar algo. No sé si estaría involucrado en forma directa, pero podría colaborar.
En tanto, Sergio Ferreyra se presentó en los 200 metros pecho y quedó 52° último con 2m20s10, a más de dos segundos del penúltimo que resultó un nadador turco.
Hoy habrá más presencia argentina en el majestuoso Cubo de Agua: la santafesina Agustina de Giovanni competirá en los 200 metros pecho.
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